jueves, 21 de enero de 2010

Carta abierta a un profesor

Helena Samper Moreno

21 enero 2010

Carta abierta a Marta González del Tánago:
Estoy cursando el Máster en Formación del Profesorado, en la especialidad de Matemáticas, y nos han pedido que redactáramos una carta al profesor que más recordáramos de toda nuestra vida educativa.
Te he escogido a ti, Marta, porque te recuerdo con cariño, y creo que lo sabes, porque seguimos teniendo contacto.
Tal ha sido la huella que has dejado en mí, que me hubiera gustado realizar el doctorado contigo, pero ya sabes que no fue posible…
Me diste clase de Hidrología en el cuarto curso de la carrera, y debo decirte que tus clases y tu asignatura fueron las que más me gustaron de la carrera. De hecho, cuando otros profesores me han preguntado, así lo he afirmado. Me gustaron porque aprendí la materia sin esfuerzo, sin casi tener que repasar en clase, ya que las sesiones eran amenas y se entendía todo con claridad, por lo menos en mi caso. Las explicaciones siempre estaban apoyadas con ejemplos y muchas veces te remitías a casos reales. Y tal es así, que me acuerdo de muchos de tus comentarios y se los explico a la gente cuando es necesario, como, por ejemplo, en el caso de las riadas.
Además, es un orgullo para mí que guardes mi trabajo del curso sobre el cambio climático en tu estantería, ya que a él le dediqué bastante empeño, y agradezco que alguien con tu bagaje lo haya elogiado, y más, al ser mi primer trabajo de investigación científica serio.
Creo que ya te lo dije, pero cuando me empecé a plantear la realización de mi Proyecto Fin de Carrera, lo que tenía muy claro era que quería que me lo dirigieras tú. Porque sé cómo trabajas, y conozco tus resultados, y sabía que lo que creáramos entre las dos iba a ser bueno.
Es cierto que durante la redacción del proyecto tuvimos nuestros más y nuestros menos. Siempre me decías “espero que cuando lo termines no me odies” jeje. No solo no te odio, sino que te daré eternamente las gracias por apoyarme en cada momento, por exigirme porque sabías que lo podía hacer mejor cada día, por limarme los detalles de los que no me daba cuenta, en fin, por creer en mí. Y la consecuencia de ello, ya la sabes: nota 9,5 y premio Batefuegos de Oro. Sin ti no habría sido posible.
Muchas gracias por todo, Marta. Me enorgullece poder considerarte amiga.
Sinceramente,

Helena

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